Un dramático relato en redes sociales es el que entregó Alejandra Escudero Jiménez. Ella, sin saberlo y sin darse cuenta, salvó milagrosamente la vida del pequeño que este lunes cayó desde un cuarto piso en un condominio del sector sur de Iquique.
Los detalles los entrega ella misma en la siguiente publicación que entregamos sin modificaciones en su texto original:
Estimados contactos y hermanos:
Perdón por no contestar antes pero ayer fue un día terrible. Salí por la mañana a mi trabajo, iba caminando y de pronto me hacen señas del edificio que está al lado del mío. Estaba colgando un niño en el balcón desde un tercer piso.
Lo único que atiné fue a ir a ponerme debajo de él, y gritar por ayuda… en eso que la gente recién empieza a salir por las ventanas aparece su abuelita, cuando trató de tomarlo…el niño se suelta y cae detrás de mí.
En mi impotencia yo gritando por no poder hacer nada por el niño, ahí recién llegaba gente (a esa hora estaba todo desierto) ayudar…yo clamando a Dios por misericordia para el bebé… 3 años, se llama Nicolás, su abuelita conmovida, gritaba lloraba, solo rogaba a Dios misericordia para él.
Llegó mi esposo a buscarme había gente alrededor, pensaban que yo era la mamá del niño pero no, (su mamá se había ido a trabajar temprano, trabaja en un jardín) niño quedó ahí con sus vecinos una de ellas paramédico, ahí Diego me tomó y me llevó, llegué a penas a mi casa, se escuchaba ambulancia, carabineros, etc.
Todo el día la culpa me invadía por no haber hecho nada por ese bebé, “clamé a Dios y el me respondió” (luego entenderán porque’ digo esto) por la tarde a eso de las 19:00 le pido a mi esposo que me lleve a ver a Nicolás al hospital y saber de él.
Llegamos al hospital y estaba toda su familia en la UCI, a la abuelita le dio un infarto con todo esto además (también está en la UCI) la mamá de Nicolás solo atino a abrazarme al escuchar quien era yo darme las gracias por haber salvado a su hijo, yo no comprendía nada, yo no hice nada, ambas llorábamos, yo pensando que estaba en lugar equivocado.
A Nicolás no le pasó nada, solo un golpe en el higado pero nada ni un hueso roto y la cabeza todo bien porque la persona que estaba abajo, amortiguó el golpe, esa persona era yo, sin saber que cuando cayó detrás mío el rozó la mochila que yo traía a mi espalda cuando cayó desde esa altura detrás de mí.
Lloré y di la gloria a Dios porque Dios me puso ahí, Dios estuvo en todo por eso dije Clamé a Dios y escuchó mi suplica.
Les cuento este testimonio porque quiero reconocer el poder de Dios, cuando Nicolás cayó al suelo, solo atiné a encomendarlo a él y rogar por misericordia para su vida.
Hoy más que nunca siento que él existe, nos ama, nos escucha y nos utiliza de las formas que jamás podremos imaginar.
Para Dios toda la Honra, El nos ama.
Alejandra