Este lunes comienza en Marrakech (Marruecos) la conferencia para adoptar formalmente un pacto que busca hacer la migración más segura y digna para todos, actividad que coincide con la conmemoración de los 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y a la que asistirán el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres; la presidenta de la Asamblea General, María Fernanda Espinosa; y la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.
El texto del acuerdo, cuyo nombre oficial es Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, fue acordado por todos los Estados miembros de la ONU, con la excepción de Estados Unidos, en la Asamblea General desarrollada en el mes de julio.
Desde entonces, varios países se han desvinculado del texto a pesar de que no es legalmente vinculante y respeta la soberanía de los Estados para gestionar sus fronteras y sus políticas migratorias. El documento reconoce que, para aprovechar los beneficios de la inmigración y mitigar los riesgos y los retos que conlleva, hace falta mejorar la colaboración entre países.
Con más de 68 millones de personas que se han visto forzadas a desplazarse, los migrantes y refugiados recientemente han ocupado titulares en todo el mundo: desde la crisis de refugiados en Europa, a las caravanas de migrantes que viajan de Centroamérica a la frontera sur de Estados Unidos.
¿Qué es el Pacto Mundial sobre Migración?
El Pacto Mundial sobre Migración, acordado el pasado 13 de julio, es el primer acuerdo global para ayudar a aprovechar los beneficios de la migración y proteger a los inmigrantes indocumentados.
Se trata del primer intento para gestionar los flujos migratorios de forma integral y a escala internacional. “Refleja el entendimiento común de los Gobiernos de que la migración que cruza fronteras es, por definición, un fenómeno internacional y que para gestionar con efectividad esta realidad global es necesaria la cooperación para ampliar el impacto positivo para todos”, apuntó el Secretario General, António Guterres.
El pacto se estructura en torno a 23 grandes objetivos. Entre esas metas, hay algunas genéricas como la cooperación para abordar las casusas que motivan la migración o mejorar las vías de migración legal. Pero también hay compromisos concretos, como medidas contra la trata y el tráfico de personas, evitar la separación de las familias, usar la detención de migrantes sólo como última opción o reconocer el derecho de los migrantes irregulares a recibir salud y educación en sus países de destino.
Los Estados se comprometen también a mejorar su cooperación a la hora de salvar vidas de migrantes, con misiones de búsqueda y rescate, y garantizando que no se perseguirá legalmente a quien les dé apoyo de carácter “exclusivamente humanitario”.
Además, los Gobiernos prometen garantizar un regreso “seguro y digno” a los inmigrantes deportados y no expulsar a quienes se enfrentan a un “riesgo real y previsible” de muerte, tortura u otros tratos inhumanos.
¿Si un país lo firma, a qué obliga?
El acuerdo no es vinculante y deja claro que cada Estado es soberano para determinar sus propias políticas en este ámbito. Es un marco para cooperar y lograr los objetivos que los propios países acordaron dos años antes en la Declaración de Nueva York para los Refugiados y Migrantes.
El anterior presidente de la Asamblea General Miroslav Lajčák destacó, en julio, que el pacto “no incentiva la migración y no trata de impedirla”. El documento “no dicta, no impone y respecta totalmente la soberanía de los Estados”, puede proporcionar “una nueva plataforma de cooperación” y es un recurso para “encontrar el equilibrio entre los derechos de las personas y la soberanía de los Estados”.
Poner en marcha el pacto, explicó, supone cambiar “del modo reactivo al proactivo”.
¿Entonces, por qué algunos países ahora lo rechazan?
Hasta ahora, Estados Unidos, Austria, Hungría, Polonia, Estonia, Bulgaria, República Checa, Israel, Australia y República Dominicana se han desmarcado. Algunos han argumentado que es incompatible con su soberanía o que podría tener un efecto de incitación de la inmigración ilegal.
La representante especial para la migración internacional, Louise Arbour, que presidirá la conferencia de Marrakech, recuerda que “todos estos países estaban en la mesa cuando se adoptó el Pacto Mundial” y considera que “su política exterior y el espíritu del multilateralismo se ven muy seriamente afectados” si se desvinculan de un documento que acordaron hace unos pocos meses. “Creo que deja muy mal a los que participaron en lo que fueron negociaciones reales. Consiguieron concesiones de otros. Defendieron sus intereses durante seis meses en los que uno asume que estaban recibiendo instrucciones de sus capitales, así que es muy decepcionante ver este tipo de revés poco después de que se acordara el texto”, señala.
La Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, también se ha declarado “muy decepcionada” y piensa “que lo que pasa hoy es que muchos líderes, en lugar de dirigir y dar ejemplo prefieren mirar las encuestas para ver si la gente teme a la inmigración”.
Aún así, Arbour recuerda que “una abrumadora mayoría de los Estados miembros de la ONU apoyan este proyecto cooperativo”.
Inmigrante legal, ilegal, refugiado… ¿Cuál es la diferencia?
El pacto y la Conferencia de Marrakech se centran en los migrantes. La migración legal, o regular, se refiere a las personas que entran o se quedan en un país del que no son ciudadanos a través de canales legales. “Su posición en el país es conocida por el Gobierno y están en conformidad con las leyes y regulaciones”, explica Louise Arbour. “La gran mayoría de la gente que cruza una frontera lo hace a través de canales regulares”, por ejemplo, con una visa de estudiante o de trabajo o a través de procesos de reunificación familiar.
La migración ilegal “es la situación de las personas que están en un país y cuyo estatus no está en conformidad con los requisitos nacionales”. La mayoría de los inmigrantes indocumentados ha entrado al país de forma legal, por ejemplo, con una visa de turista, y se quedaron cuando caducó. “Pueden ser regularizados y, si no, necesitan volver a su país de origen”, puntualiza Arbour.
Los refugiados son personas que se encuentran fuera de su país de origen por temor a la persecución, al conflicto, la violencia generalizada, u otras circunstancias que hayan perturbado gravemente el orden público y, en consecuencia, requieren protección internacional. La definición de refugiado se puede encontrar en la Convención de 1951 y en los instrumentos regionales relativos a los refugiados, así como en el Estatuto del ACNUR.
¿Por qué escucho tantas historias negativas sobre los inmigrantes?
Hay varias creencias erróneas muy extendidas sobre la migración. Por ejemplo, que es un fenómeno del sur al norte, de países pobres hacia los ricos. “En realidad la mayor parte de la migración es sur-sur, intrarregional”, explicó a Noticias ONU, Juan José Gómez Camacho, el embajador de México ante la ONU, que lideró la negociación junto a su homólogo suizo. “En América Latina un 60% de la migración se produce dentro de la región, en África es un 75%”, especificó.
Otro mito es que los países de origen de los migrantes son los que se benefician más de su trabajo en el extranjero. “Los migrantes hacen una contribución económica extraordinaria en los países donde están trabajando. Las remesas, tan importantes como son para algunos países, solo representan un 15% de los ingresos del migrante; el otro 85% se queda en el país de destino”, aclaró Gómez Camacho.
En el mundo, existen 250 millones de migrantes, que representan un 3,4% de la población mundial. Sin embargo, contribuyen un 9% del PIB mundial, con casi 7 trillones de dólares al año.
¿Qué está en juego con la aprobación de este pacto?
Los últimos datos de la Organización Internacional para las Migraciones muestran que en lo que va de año 3,341 personas han muerto o desaparecido en las rutas migratorias de todo el mundo, la mayoría en el Mediterráneo, donde 2133 personas se han ahogado intentando cruzar para alcanzar las costas europeas.
La migración es cada vez más difícil. La OIM destacó por ejemplo un incidente en el que el barco pesquero español ‘Nuestra Madre Loreto’, “estuvo varado en el mar durante una semana después de rescatar a 12 migrantes que salieron de Libia en un bote inflable. Ningún país europeo les permitía atracar en sus puertos. Finalmente desembarcaron en el puerto de Haywharf, en La Valeta, según informó el periódico ‘Times of Malta. El mismo medio asegura que el Gobierno maltés trata ahora de acordar el reparto de estos inmigrantes con otros países como España.
Sin embargo, muchos países necesitan trabajadores extranjeros. “La demografía sugiere que, si quieren mantener su nivel económico actual o incluso hacer crecer la economía, tendrán que recibir a extranjeros bien formados que cumplan con la demanda del mercado laboral del país”, señaló Arbour. “Fomentar una cultura de exclusión en este caso es contra productivo”.
Entonces, ¿cómo se puede regular la migración para que funcione para todos? El Pacto Mundial de Migración está precisamente diseñado para ello, con medidas nacionales, regionales e internacionales. “No hay duda de que veremos una mejora en la recogida de los beneficios de la migración y, lo que es muy importante, una reducción de los aspectos negativos como la migración irregular, la gente moviéndose de forma caótica y peligrosa”, dice la representante especial.
Arbour cree que si se adopta el pacto veremos “una gran mejora en los aspectos de desarrollo, humanitarios y en los beneficios económicos que la migración puede producir si todo se aborda de una forma cooperativa”.
Si siempre ha habido migraciones, ¿por qué hay que preocuparnos ahora?
Es cierto que la migración no es un fenómeno nuevo, pero en los últimos años, el número de migrantes ha crecido mucho y se prevé que siga haciéndolo debido al cambio climático, explica Arbour.
“Hoy el 3,4% de la población es migrante. En el año 2000 era un 2,7%”, dijo. “Es un fenómeno que hasta ahora ha aumentado. ¿Seguirá creciendo? Si miramos a la demografía y otros factores, como el cambio climático, sí, se espera que veamos a más gente en tránsito”.
Fuente: ONU