El Gobierno decidió restarse de la reunión multilateral que se realizará en Marruecos el próximo 10 y 11 de diciembre, donde se abordará el “Pacto Mundial para una migración ordenada, segura y regular”.
Dicho Pacto Migratorio que impulsa Naciones Unidas cuenta con 23 objetivos, de los cuales 5 son objetados por el Ejecutivo que encabeza Sebastián Piñera: Aumentar la disponibilidad y flexibilidad de las rutas para la migración regular; Abordar y reducir las vulnerabilidades de la migración; Proporcionar a los migrantes servicios básicos; Eliminar todas las formas de discriminación y promover un discurso público con base empírica para modificar las percepciones de la migración; Colaborar para facilitar el regreso y la readmisión en condiciones de seguridad y dignidad así como la reintegración sostenible.
El Pacto ha generado rechazo en países donde el auge de la derecha más extrema ha sido patente como Croacia, República Checa, Hungría, Austria y Bélgica quienes ya han anunciado su rechazo, mientras que en Estados Unidos y la Unión Europea ha generado un arduo debate.
En Chile, el Gobierno decidió no participar ya que tiene “profundas diferencias” en distintos aspectos del pacto.
Por ejemplo, el texto elaborado por la subsecretaría del Interior sostiene que “no se aprecia diferencia entre migración regular e irregular“, a juicio del Gobierno este tema es complejo porque equipara dos realidades diferentes, la del migrante que cumple con la ley y el que no.
Pero quizás el aspecto que más ha llamado la atención es el que dice que “inmigrar no es un derecho humano”. A juicio del Ejecutivo, la política migratoria del Presidente Piñera cree en los derechos humanos de los migrantes, pero no considera la existencia de un derecho humano a migrar”.
Dicho aspecto es reafirmado por el subsecretario Rodrigo Ubilla “nuestra posición es clara. Nosotros decimos que la migración no es un derecho humano. El derecho lo tienen los países de definir las condiciones de ingreso de los ciudadanos extranjeros. Si fuera un derecho humano, entonces estamos en un mundo sin fronteras. Creemos firmemente en los derechos humanos de los migrantes, pero no que migrar sea un derecho humano”.
En esa línea Ubilla aprovechó de criticar al gobierno anterior “la Nueva Mayoría fue ambiguo en estas materias. Teníamos un grupo significativo de extranjeros que había venido a Chile, que el gobierno los había dejado entrar como turistas y que estaban en condición irregular. La Nueva Mayoría generó este flujo exacerbado; entraron más de 400 mil extranjeros en cuatro años porque les permitieron administrativamente entrar como turistas y luego cambiar su visa dentro de Chile”.