En tanto sólo siete días 20 personas murieron durante tiroteos en Estados Unidos. La situación llevó al presidente Joe Biden a exigir la aprobación pronta de una ley que restrinja el acceso a las armas de fuego, pero nuevamente miembros del Partido Republicano se oponen a la idea.
El último de los ataques fue registrado en Boulder, Colorado, donde las armas de asalto habían sido prohibidas en 2018, pero un juez dictaminó recientemente que en realidad no podía hacer cumplir dicha medida.
“Mi nieto entró a la farmacia para recibir la vacuna contra el COVID-19. El atacante entró y disparó a la mujer que estaba frente a él. Esto no está bien, hay que dar un gran paso en control de armas“, señaló el abuelo de uno de los sobrevivientes al tiroteo.
Un estudio publicado en 2017 indica que los estadounidenses poseen la mayor cantidad de armas por persona en el mundo. Aproximadamente cuatro de cada diez aseguró tener una o vivir en una casa donde hay una.
Estados Unidos y otras naciones con alta presencia de armas de fuego pueden ser especialmente susceptibles a tiroteos públicos masivos, concluyó un informe de 2015 realizado por el profesor de Criminología de la Universidad de Alabama, Adam Lankford.
Las autoridades trabajan en determinar qué motivó a los autores de los últimos tiroteos en suelo norteamericano a perpetrar ataques como los cometidos en Georgia y Colorado. Ambos enfrentan cargos de homicidio.
Según planteó el hermano de uno de los atacantes, el hecho de ser musulmán le significó ser víctima de bullying durante su tiempo en la escuela, lo que podría ser un gatillante. En el caso del sujeto de Georgia, explicó que quería terminar con su adicción al sexo.
“La enfermedad mental parece siempre estar en juego en estos tiroteos masivos, pero considero que no es una atenuante para liberar de cargos a alguien“, afirmó el ex director de la división de Investigación Delictiva del FBI, Chris Swecker.
