Con las pruebas presentadas por la Fiscalía del Tamarugal durante el juicio, el tribunal oral en lo penal decidió condenar a J.A.C.M., de nacionalidad chilena, a una pena efectiva de 10 años y un día de presidio. Esto en su calidad de autor de un delito de violación y abuso sexual reiterado contra su hija desde que ella tenía 14 años de edad.
Según lo establecido en el juicio llevado adelante por el fiscal Milton Torres, se confirmó que los abusos comenzaron en la Navidad de 2018 en el domicilio del imputado, en la comuna de Pozo Almonte. En aquella ocasión, el hombre aprovechó que la víctima dormía en una habitación para realizarle tocaciones de carácter sexual. Posteriormente, entre los años 2018 y 2022, los abusos se repitieron de manera frecuente cuando el imputado se encontraba a solas con la víctima, ya fuera en su domicilio o durante los traslados en vehículo.
Luego, en mayo de 2022, el imputado invitó a la víctima a comprarle zapatillas y durante el trayecto desvió el vehículo hacia un sitio eriazo en la comuna de Alto Hospicio, donde la retuvo con fuerza y la violó. Tras este grave suceso, la afectada informó a su madre y detalló los hechos a una profesora y a la psicóloga del establecimiento educacional al que asistía.
Durante el juicio, en el que también actuó como querellante el Centro de Atención de Víctimas de Delitos Violentos de Iquique, la Fiscalía presentó el testimonio de la víctima, quien relató los episodios de abuso y destacó las actitudes violentas del imputado. La madre de la víctima y las funcionarias del colegio también declararon, habiendo presentado una denuncia al enterarse de los hechos. Además, los funcionarios de la Policía de Investigaciones presentaron mensajes de texto recibidos por la víctima en los que el imputado admitía su responsabilidad. Finalmente, el médico legista y el psicólogo proporcionaron testimonios detallando los daños emocionales sufridos por la víctima como resultado de estos abusos.