Son varias las teorías que intentan explicar qué causó definitivamente la extinción de los dinosaurios. Una gran nube de polvo y lluvias tóxicas que acabaron con la vegetación y en consecuencia con los dinosaurios hervíboros; un cambio climático producido por la actividad volcánica en la meseta del Decán de India, una era del hielo producida por la combinación de estos factores, la más reciente, conocida como “la teoría de la mala suerte” o una enorme “tormenta de fuego”.
Precisamente esta última teoría es la que acaba de ser desestimada por los investigadores de las universidades de Exeter, Edimburgo y el Imperial College de Londres, quienes recrearon el evento producido hace 65 millones de años en la península de Yucatán en México, determinando que el calor producido no provocó un gran incendio a nivel planetario.
El estudio determinó que el impacto provocó un calor intenso pero breve en las cercanías del lugar y no alcanzó a quemar la vegetación viva existente (salvo materia vegetal seco), ya que tuvo una duración de sólo un minuto. En sitios más lejanos como Nueva Zelanda, la situación fue distinta: el calor fue menos intenso pero duró unos siete minutos, y efectivamente incendió las plantas.
De acuerdo a Claire Belcher de la Universidad de Exeter, esto implica que los paleontólogos tendrán que replantear las teorías que buscar explicar la desaparición de los dinosaurios, y los efectos de los fósiles encontrados lejos del sitio del evento.
Además, afirma que tanto las plantas como los animales son resistentes a incendios forestales localizados (hibernación y repoblación, respectivamente), lo que sugiere que este factor no condujo a la extinción.
Sin embargo, las comunicades de animales más grandes fueron incapaces de protegerse del calor, pudienro sufrir graves pérdidas.
La investigación también ayudará a impulsar otros avances para comprender cómo se comportan los materiales en incendios urbanos/forestales.
Fuente: Universidad de Exeter