Valentina Mureira, la niña chilena que padece fibrosis quística y que cuyo caso saltó a los medios internacionales cuando solicitó a la presidenta Michelle Bachelet que autorizara la eutanasia, “cambió de opinión”.
“Hay gente que me ha hecho cambiar mi forma de pensar”, declaró la menor, de 14 años, al diario chileno El Mercurio.
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Asimismo, su padre, Fredy Maureira, confirmó la información a la agencia de noticias Associated Press.
Y explicó: “Apareció una familia de Argentina, de Córdoba, que vinieron a verla y que tenían 3 hermanos con fibrosis quística que fallecieron y a otra hija le trasplantaron un pulmón en Brasil, e igual ella sigue pensando la mitad y mitad”.
La fibrosis quística afecta a múltiples órganos, especialmente los pulmones, y genera periódicas infecciones que deterioran los tejidos.
Es una enfermedad genética incurable que causa la muerte a muchos menores, como el propio hermano de Valentina, que falleció a los 6 años de edad.
“Han sido 14 años de lucha, de día a día, y para mi familia ha sido más. Estoy cansada de seguir luchando, porque veo el mismo resultado siempre. Es muy cansador”, aseguró Valentina a través del teléfono desde el hospital, en conversación con BBC Mundo, en febrero de este año.
Después de que su petición, compartida por la red social YouTube, la propia Bachelet fue a visitar a la niña al hospital.