En la Plaza de la Justicia, en presencia de sus familiares y amigos, se realizó la inauguración del monumento en homenaje al abogado, Julio Cabezas Gacitúa, ejecutado político.
Al acto de homenaje también llegaron miembros de varias asociaciones de Derechos Humanos de Iquique, quienes no se restaron para recordar a quien fuera abogado procurador del Consejo de Defensa del Estado, que fue fusilado en Pisagua el 11 de octubre de 1973.
El abogado Julio Cabezas fue un funcionario público simpatizante de Eduardo Frei, cuyo trabajo fue reconocido en su época como impecable, lo que lo llevó a convertirse en un implacable persecutor de personas que actuaban al margen de la ley.
El busto está ubicado frente a los Tribunales en la Plaza de Justicia de Iquique y fue donado por el empresario iquiqueño Hrvoj Ostojić Perić. La pieza de fierro reciclado estuvo a cargo del artista Raúl Soza y hoy se ubica en una de las grandes construcciones del casco antiguo de la ciudad.
Durante la inauguración, Hrvoj Ostojić manifestó que el monumento responde a un deseo de su padre, quien en vida manifestó que Julio Cabezas Gacitúa merecía un monumento “porque era un hombre de gran rectitud, cuya muerte fue producto de una cruel venganza realizada por un despreciable individuo llamado Mario Acuña”.
Agregó que “don Julio consideró que su detención en septiembre de 1973, se trataba de un malentendido diciendo con sus propias palabras lo siguiente: ‘cuando los viejitos de la Corte Suprema se enteren de mi detención, van a decir: ¡qué hace Julito allí, sáquenlo inmediatamente!’. Sin embargo había caído en manos del siniestro juez Acuña, quien no descansó hasta asesinar a este abogado que había dejado en evidencia su vínculo con el narcotráfico, aprovechando además su puesto para eliminar también a sus cómplices traficantes de drogas”.
Para el empresario local, la obra realizada por el artista Raúl Soza representa un renacer de las cenizas de una figura que quisieron que fuese olvidada porque no solamente se le eliminó físicamente de este mundo, sino que además se ocultaron sus restos mortales para que nunca más fueran hallados. “Su familia, sus amigos y el mundo lograron encontrar sus restos para escarnio de sus victimarios y ahora su imagen se alza como muestra de su gran altura moral. Estamos ante el recuerdo de un gran hombre, el cual debe ser símbolo señero para las nuevas generaciones y un permanente recordatorio de que asesinatos como el de don Julio Cabezas no pueden ni deben repetirse”, enfatizó.
FUENTE: Comunicaciones Centro Cultural Doña Vicuña