A las 16:30 horas locales (14:30 GMT) del próximo martes 7 de mayo, la Capilla Sixtina volverá a cerrarse para elegir al sucesor de Francisco, fallecido hace dos semanas a los 88 años.
En esta ocasión serán 133 los cardenales con derecho a voto—todos menores de 80 años—, la cifra más alta desde que rige la normativa actual y muy superior a los 115 electores que acudieron al cónclave de 2013. Para que haya humo blanco, el candidato vencedor necesitará 87 papeletas, diez más que hace doce años.
El día comenzará a las 10:00 (8:00 GMT) con la tradicional misa Pro Eligendo Pontifice en la basílica de San Pedro. A las 16:15 (14:15 GMT) los cardenales se reunirán en la Capilla Paolina y, tras jurar secreto, marcharán en procesión hacia la Sixtina, donde permanecerán incomunicados hasta alcanzar los dos tercios requeridos.
Un colegio marcado por Francisco
Ocho de cada diez electores (108) fueron creados por el pontífice argentino; 21 proceden de los consistorios de Benedicto XVI y solo 4 de los de Juan Pablo II. Pese a ello, el grupo no llega con una visión uniforme sobre el rumbo de la Iglesia, advierten fuentes vaticanas.
Por edades, 73 purpurados tienen entre 71 y 80 años; 45, entre 60 y 70; y apenas 15 son menores de 60. El más joven es el ucraniano Mykola Bychok, obispo de Melbourne (45 años), y el mayor el español Carlos Osoro, arzobispo emérito de Madrid (79).
Europa seguirá siendo el continente más representado (51), seguido de América (37), Asia (23), África (18) y Oceanía (4). Doce países—entre ellos Haití, Malasia, Sudán o Paraguay—participarán por primera vez con un cardenal elector propio.
Bloques y nombres que suenan
- Curia y diplomáticos. Miran al cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado: figura moderada, con experiencia internacional y capacidad de gestión.
- Estadounidenses. Son 14 y llegan divididos. El influyente Timothy Dolan (Nueva York) contrasta con el perfil más reservado de Robert Prevost, prefecto del Dicasterio para los Obispos.
- Moderados sinodales. Podrían apostar por Mario Grech (secretario del Sínodo), Jean‑Claude Hollerich (arzobispo de Luxemburgo) o el español‑marroquí Cristóbal López (Rabat).
- Conservadores. El africano Robert Sarah y el estadounidense Raymond Burke difícilmente lograrán los votos, pero podrían erigirse en “king‑makers”. Entre sus referentes figura el alemán Gerhard L. Müller, crítico con las aperturas de Francisco.
- Continuistas de Francisco. Entre los favoritos aparecen Luis Antonio Tagle (“el Francisco filipino”) y el italiano Matteo Zuppi, mediador papal en Ucrania y presidente del episcopado.
- Italianos. Con 55 electores, muchos en la Curia, anhelan volver a un papa nacional. Los nombres más citados: Zuppi, Parolin y Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén.
Un escenario abierto
La heterogeneidad y el escaso tiempo de convivencia previa auguran votaciones iniciales muy dispersas. Fuentes vaticanas admiten que las diferencias programáticas—desde la continuidad del proceso sinodal hasta la postura ante las bendiciones a parejas homosexuales—podrían prolongar el cónclave.
Con todo, los siete días de congregaciones generales previas han servido para que los cardenales expongan sus diagnósticos sobre la Iglesia y el mundo. A partir del martes por la tarde, cada fumata—negra o blanca—irá revelando si esa pluralidad se transforma en consenso o en bloqueo. Mientras tanto, los fieles aguardan en la plaza de San Pedro la señal que anunciará al 267.º sucesor de Pedro.
