En conversación con Radio Paulina, la fiscal regional de Tarapacá, Trinidad Steinert, se refirió al reciente informe pericial de Bomberos que señala que el incendio de la Parroquia San Antonio de Padua en Iquique, ocurrido en octubre, se debió a un desperfecto eléctrico.
Según el documento, un defecto en la protección del aislante eléctrico generó arcos de cortocircuito y un recalentamiento en el circuito. La falla se originó en el segundo piso de la iglesia, sobre la cúpula del altar, propagándose rápidamente por la estructura de madera y causando daños irreparables.
Ante consultas sobre la toma de declaración a tres consejeros regionales en ejercicio que estuvieron presentes antes del siniestro en una visita no oficial a la parroquia, Steinert expresó la necesidad de profundizar en la investigación.
“El informe de Bomberos indica que no hay participación de terceros, pero me llaman mucho la atención estos otros rumores que he escuchado como parte de la comunidad. Quizás hay que darle una vuelta, pedir peritos de otra región. No lo sé. Lo tengo que leer bien. Nos llegó recién ese informe que dice que fue accidental y que no hay ninguna participación de nadie, por lo tanto, sería una causa sin responsable”, comentó la fiscal.
Steinert confirmó que se tomó declaración a las tres autoridades regionales que visitaron el templo un día después de un amago de incendio y que habían ordenado no energizar las instalaciones debido a las recientes lluvias que afectaron la infraestructura eléctrica. “La responsabilidad de terceros es cuando alguien, por ejemplo, intencionalmente provoca un incendio. Tenemos que evaluar porque hay ciertos delitos donde se exige dolo directo”, explicó.
La fiscal agregó que, debido a la diversidad de declaraciones que contradicen en parte el informe, podrían solicitar una tercera opinión: “Lo importante es que, en atención a esta diversidad de declaraciones, podamos pedir una tercera opinión”.
El incendio, que causó consternación en la comunidad iquiqueña por la pérdida de un espacio religioso y cultural de gran valor, también plantea desafíos para la conservación de otras edificaciones patrimoniales en la región. La parroquia, declarada Monumento Nacional en 1994, era un símbolo cultural y espiritual de Iquique. El siniestro, ocurrido el 10 de octubre, no dejó víctimas, pero la estructura fue completamente destruida, generando tristeza entre los residentes.
A pesar de la devastación, las autoridades del Consejo de Monumentos Nacionales decidieron mantener la categoría de monumento histórico del lugar, considerando su importancia material e inmaterial para la comunidad. Esta decisión abre la posibilidad de futuras reconstrucciones que preserven el legado cultural de la parroquia.
Revive la entrevista en La Mañana X Paulina.