El temor a una llegada masiva de refugiados de Afganistán a Europa ha comenzado a generar efectos inesperados.
El gobierno de Grecia ha levantado una valla de 40 kilómetros y un sistema de vigilancia en su frontera con Turquía, en medio de la preocupación por un aumento de migrantes afganos.
“Como país europeo participamos en las instituciones de la Unión Europea y una serie de decisiones se toman en ese marco. Sin embargo, como país no podemos esperar pasivamente al posible impacto”, dijo el viernes el ministro de Protección de los Ciudadanos de Grecia, Michalis Jrisojoidis, en una visita a la región de Evros.
“Nuestras fronteras permanecerán inviolables”, advirtió.
El ejército griego ha levantado la valla metálica de 5 metros de alto, coronada con un alambre de púas especial.
También inauguró recientemente una barrera digital que permitirá impedir aún más cruces. En su estrategia, Grecia operará drones, cámaras térmicas y robots autónomos no tripulados que detectan el movimiento.
Los comentarios de Jrisojoidis se produjeron poco después de que Turquía pidió a los países europeos que tomen responsabilidad por la llegada de refugiados de Afganistán.
En una conversación telefónica con el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, dijo que un gran aumento de afganos podría representar “un serio desafío para todos”.
“Una nueva ola de migración es inevitable si no se toman las medidas necesarias en Afganistán e Irán”, dijo Erdogan.
La polémica valla que instaló Grecia ante la llegada de refugiados afganos
La cerca tiene una extensión de 12,5 kilómetros y es coordinada junto a Turquía.