Es un milagro que Oleksi siga vivo”, dice Mijailo, de 20 años, oriundo de Odesa. Acaba de visitar a su amigo Oleksi Paradowski en el hospital. Oleksi fue operado de urgencia porque sufrió graves quemaduras en gran parte de su cuerpo. Estaba en el baño, contó a su amigo, cuando un misil ruso impactó en el edificio de departamentos de varias plantas a eso de las 14:30 (hora local) del sábado.
“Quedó enterrado bajo los escombros, pero se despertó tras un breve período de inconsciencia, y logró salir de su vivienda destruida. Se abrió paso hasta el aparcamiento subterráneo, donde los vecinos se apresuraron a apagar su ropa en llamas y a prestarle los primeros auxilios”. Así explica Mijailo a DW cómo su amigo sobrevivió al ataque.
Para financiar el costoso tratamiento de Oleksi, Mijailo está recogiendo donaciones para quien fuera su compañero en la escuela. El equivalente a más de 7.000 euros fue depositado en su cuenta en un día y medio, una suma enorme para un país cuya economía está siendo destruida por la guerra.
Muchas familias habían llegado a Odesa para celebrar la Pascua
La conmoción tras el ataque ruso en el Sábado Santo del calendario ortodoxo es profunda. “Para la Pascua, muchas familias habían regresado a Odesa. Durante semanas se habían escondido de un inminente ataque ruso en el campo o en el oeste de Ucrania. Pero esa ciudad en el sur de Ucrania se había librado durante mucho tiempo de los bombardeos rusos, así que muchos pensaron que estaban a salvo”, cuenta el estudiante Mijailo. El frente de guerra se extiende a más de 100 kilómetros al este de la ciudad portuaria.
Mientras que la mayoría de los ancianos permanecieron en la ciudad desierta durante las primeras semanas de la guerra, el fatal ataque con cohetes del pasado sábado golpeó a muchas familias. Una mujer con un bebé de tres meses y una pareja de recién casados que esperaban un hijo son las primeras víctimas civiles de Odesa tras dos meses de guerra. Ocho muertos y una docena de heridos graves, según el gobierno ucraniano, es el triste balance de este ataque ruso a un edificio residencial.
El presunto objetivo del ataque: un aeropuerto militar
Moscú niega que el ataque con misiles a Odesa haya causado víctimas civiles. Según declaraciones oficiales rusas, el ataque iba dirigido a un aeropuerto militar, que habría sido alcanzado con “misiles de alta precisión”. La parte rusa no dijo nada sobre las consecuencias de este ataque para la población civil. La casa que fue bombardeada se encuentra a un kilómetro y medio al sureste de un aeropuerto militar. Esto concuerda con las declaraciones de los militares ucranianos sobre que varios misiles rusos fueron disparados desde el sureste del Mar Caspio.
Ni siquiera los expertos pueden calcular la precisión de un misil ruso a miles de kilómetros de distancia. Un alto riesgo de víctimas civiles, o los llamados “daños colaterales excesivos”, como se denomina en el derecho internacional humanitario, probablemente habría sido aceptado por los militares rusos. Una mirada a Google Maps muestra que el aeropuerto militar limita directamente con zonas residenciales muy concurridas: varios bloques de apartamentos, un centro comercial con cine, un zoológico de animales acariciables y un parque infantil cubierto, una ferretería y un monasterio están a solo unos cientos de metros del aeropuerto.
“No hablaré más en ruso”
Mijailo está orgulloso de su amigo Oleksi, que está gravemente herido en el hospital. “Es un héroe. Es increíble cómo pudo salvarse de los escombros a pesar de las graves quemaduras”. Como muchos otros habitantes de Odesa, Mijailo está furioso con los atacantes rusos. “Yo, como muchos de mis amigos, no sentiré nada bueno para el pueblo de Rusia durante toda mi vida. Crecí hablando ruso, como la mayoría de los habitantes de Odessa. Pero lo que están haciendo los rusos es un shock para todos nosotros”, dijo el joven. “Quiero hablar solo ucraniano en el futuro. No quiero tener nada más que ver con Rusia, ni siquiera una lengua común”.
Califica de “pérfido” que Rusia utilice la protección de la población rusoparlante como pretexto para la guerra. Como muchos en Odesa, piensa en el futuro con preocupación. Cada vez más voces oficiales de Moscú se refieren a la ciudad a orillas del Mar Negro como el próximo objetivo de la invasión de Ucrania. “Defenderemos Odessa”, afirma Mijailo. Y responsabiliza en parte de esta guerra a los numerosos ciudadanos rusos que se creen la propaganda de sus dirigentes.
Pero el hecho de que no todos en Rusia creen en la propaganda estatal lo demuestra, entre otras cosas, un mensaje de video del popular cómico y presentador ruso Maxim Galkin. “Rusia ya se ha mostrado culpable de muchas cosas. Y sigue diciendo que somos inocentes. ¿Masacre en Bucha? No lo hicimos. ¿El Boeing de Malaysia Airlines derribado? No fuimos nosotros. Mariúpol arrasada: tampoco fuimos nosotros. Misil en Odessa, ¡nosotros no lo hicimos! Pero, entonces, ¿qué es lo que estamos haciendo en Ucrania?” Así es como Galkin, que ahora vive exiliado en Israel, cuestiona la argumentación rusa. Su video fue compartido cientos de miles de veces.