La Comisión Nacional de Riego (CNR) del Ministerio de Agricultura presentó el estudio de “Diagnóstico de calidad de aguas en cuencas quebradas de Camiña y Tarapacá”, iniciativa cuyo trabajo inicial se ha sociabilizado con las comunidades de ambas quebradas en las localidades de Camiña y Pachica (Huara).
El estudio, que ejecutará la Universidad Arturo Prat (Unap), busca diagnosticar la calidad de los recursos hídricos en ambas quebradas con el fin de caracterizar la agricultura, el suelo y la hidrología de estas cuencas, identificando sus afluentes contaminantes. Ya se han realizado muestreos en distintos puntos.
El seremi de Agricultura en Tarapacá, Eduardo Justo, expresó que la composición del recurso hídrico es fundamental, ya que la práctica agrícola no se sostiene sin una fuente de agua.
“Estas dos quebradas son de gran importancia para la agricultura regional y su soberanía alimentaria. Incluso son parte de nuestra identidad con productos como el choclo y el ajo camiñano. Sus resultados serán clave para pequeños productores y productoras de Huara, Camiña y la región en general. El estudio tiene un plazo de ejecución de dos años y esperamos que en 2024 los agricultores y las agricultoras puedan conocer sus conclusiones”, expresó el seremi.
La coordinadora zonal Norte Grande de la CNR, María Paz Casanova, sostuvo que este estudio “es una de las iniciativas que promueve el Gobierno del Presidente Gabriel Boric, y muy especialmente en el extremo norte de nuestro país, para fortalecer la agricultura familiar campesina, apoyar a la pequeña y mediana agricultura, a sus organizaciones y comunidades indígenas para avanzar hacia un desarrollo rural justo y sustentable que entregue sus frutos a quienes más lo necesitan”.
La Universidad Arturo Prat es la entidad ejecutora de este estudio en ambas quebradas. Jorge Olave, investigador y académico de la Unap, explicó que esta investigación permitirá determinar cuáles son los puntos donde se genera la contaminación natural de las aguas, “ya sea de arsénico, boro, metales pesados, algunas sales. La idea es detectarlas para determinar alguna estrategia de mitigación. Una vez evaluada la factibilidad económica de esas mitigaciones, el paso siguiente es llevarlas a cabo para que así el agua destinada a los cultivos tenga valores tolerables y permita aumentar además el tipo de cultivo, ya sean flores, hortalizas o frutales”.
Para Gabriel Carpio, agricultor del pueblo de Cuisama, quebrada de Camiña, quien siembra zanahorias, cebollas y maíz, este estudio es positivo, ya que permitirá identificar aquellas fuentes de agua más favorables para la agricultura.
“Aquí el río se abastece desde arriba, pero no todo el río es igual, ya que hay vertientes que lo van alimentando a lo largo de toda la quebrada, así que esto permitirá saber dónde se está perjudicando más el agua. Con este estudio sabremos de dónde sale el agua mala y nos favorecerá en la agricultura. Es de ayuda para uno”, expresó.