Universidades públicas y privadas en Chile atraviesan una compleja crisis económica que ha llevado a despidos masivos y al aumento significativo de deudas.
Entre las afectadas se encuentran la Universidad de La Frontera (UFRO), la Universidad de Magallanes (UMAG), la Universidad de Antofagasta, la Universidad Austral (UACh) y la Universidad Alberto Hurtado, todas enfrentando medidas drásticas para garantizar su sostenibilidad financiera.
La UFRO acumula una deuda cercana a los 38 mil millones de pesos, principalmente por pagos pendientes a prestadores de servicios. Por su parte, la UMAG, no renovó los contratos de 36 trabajadores, mientras que la Universidad de Antofagasta despidió a 223 docentes de su Planta de Académicos no Regulares para 2025, con una deuda que supera los 28 mil millones de pesos.
La UACh proyecta entre 200 y 300 despidos hacia fin de año, y la Universidad Alberto Hurtado desvinculó a 55 trabajadores en julio debido a problemas financieros.
Al respecto, el ministro de Educación, Nicolás Cataldo, atribuyó estas dificultades a problemas internos de gestión en algunas instituciones, negando que la gratuidad sea la causa principal de estas crisis.
En relación con la UFRO, Cataldo destacó un “desorden administrativo y financiero por malas decisiones” como el principal factor. Además, aseguró que en caso de eventuales cierres de universidades, la ley garantiza la reubicación de los estudiantes afectados para que completen sus estudios.
La crisis evidencia la urgencia de revisar los modelos de gestión y financiamiento en las universidades chilenas para asegurar su viabilidad y mantener la calidad de la formación que ofrecen.