Este lunes la Fiscalía de Perú allanó la vivienda y oficinas del ministro del Interior, Juan José Santiváñez, en el marco de una investigación por presunto “abuso de autoridad”. La autoridad recibió prontamente el respaldo de la presidenta Dina Boluarte y su ratificación en el cargo.
En concreto, el allanamiento fue derivado del escándalo que rodea a la presidenta de Perú, Dina Boluarte, por unos relojes de lujo que no declaró dentro de sus bienes, y que ha sido conocido como el “caso Rolex”.
La operación tuvo como objetivo la búsqueda de dispositivos electrónicos que, invocando su derecho a la privacidad, se niega a entregar a la Fiscalía. Además de la casa de Santiváñez, fueron allanadas las oficinas de su estudio de abogados y dos inmuebles registrados a nombre de la administradora del mismo.
El Ministerio Público hizo el requerimiento por una investigación sobre la denuncia de un oficial de Policía que compromete al titular en la desarticulación de una unidad anticorrupción de la Policía, desactivada tras su ascenso al cargo.
Santiváñez dijo que le llama la atención que en el allanamiento, a diferencia de lo usual, no participó la Policía, lo cual podría vincularse a que él estaba al tanto de la operación, pues en un mensaje de la red social X escribió con aparente sarcasmo que esperaba a los fiscales en su casa.
El ministro calificó la operación como un “show mediático” y cuestionó la legalidad de la investigación fiscal por presunto abuso de autoridad que la motiva y alegó que forma parte del acoso político en su contra.
Tras conocerse el allanamiento, la presidenta del Perú, Dina Boluarte, manifestó con evidente irritación su “rechazo total” al allanamiento de la casa del titular del Interior y coincidió con la supuesta existencia de acoso político a su gobierno.
También expresó con énfasis que Santiváñez continuará en el cargo, pues “no vamos a bajar la cabeza” ante lo que llamó “los caviares”, término acuñado por la derecha extrema para desacreditar a quienes tienen posiciones de centro e izquierda.