El Juzgado de Garantía de Arica decretó prisión preventiva para un imputado miembro de la agrupación criminal de origen peruano “Los Pulpos”, tras ser formalizado durante el miércoles por delitos de extorsión y asociación criminal.
La investigación dirigida por la Fiscalía de Arica junto a la sección OS9 de Carabineros permitió establecer que el imputado chileno cumplía funciones destinadas a identificar, vigilar, grabar e iniciar un primer contacto con víctimas, en su mayoría agricultores y comerciantes del Valle de Azapa.
Tras ello, las víctimas comenzaron a recibir amenazas para que realizaran un pago mensual a la organización o de lo contrario serían víctimas de graves ataques contra su vida y propiedad. El trabajo investigativo se inició tras recibir denuncias respecto de que comerciantes de los valles estaban siendo objeto de extorsiones y mensajes intimidatorios.
En este contexto, se desarrollaron diversas técnicas investigativas como toma de declaración, reconocimiento fotográfico, análisis de cámaras, de teléfono y vigilancias, que permitieron dilucidar la participación del imputado de nacionalidad chilena, de 33 años, con antecedentes policiales por hurto, Ley 20.000 y amenazas.
El OS9 estableció que el modus operandi consistía en concurrir a los locales de venta de insumos agrícolas en el sector de Azapa, solicitando contactos y realizando grabaciones, para luego esos locatarios recibir extorsiones con amenazas de muerte en caso de no pago, gestionando a través del ministerio público la respectiva orden de detención.
Así, se estableció que el detenido realizó labores de perfilamiento e identificación de posibles víctimas, especialmente en el Valle de Azapa. Posteriormente, cumplió labores de vigilancia y registro audiovisual para conocer la rutina de dichas víctimas, iniciando un primer contacto con éstas.
A partir de ese momento, los afectados comenzaron a recibir mensajes extorsivos en sus teléfonos en los que se les exigía un pago mensual a la organización. Si no cumplían, serían víctimas de graves atentados a su integridad, a la de sus familiares, trabajadores y contra sus negocios.
En las comunicaciones, enviadas desde números peruanos y chilenos, se exhibía el poder de fuego de la agrupación, mostrando diversas armas, como granadas de guerra, entre otras.